domingo, 12 de abril de 2009

La crisis lleva clientes a los gimasios de yudo gallegos

Las crisis (económicas) suelen traer como consecuencia que casi todo va mal (económicamente), pero que también surgen o vuelven a asomarse sectores ocultos. Así, mientras la venta de electrodomésticos, coches, aparatos electrónicos, etc. descienden, también tienen más trabajos los talleres de reparación. Antes se tiraban cosas que ahora hay que arreglar.

Además, en estas épocas de crisis los robos, las sustracciones, los atracos, los fraudes... van en aumento. Vuleve la sensación de inseguridad y vuelve la preocupación por la defensa personal.

Al hilo de esta reflexión hemos encontrado una información del diario 20 MINUTOS. Se dice que en estos días en La Coruña se produce un robo diario de media (o casi). Con las cosas así, ha surgido un notable incremento del interés de los gallegos por saber defenderse. Nos alegramos por los compañeros de esta maravillosa tierra, llena de socios de la ANPEJ, grandes profesionales y que están viendo cómo el personal mosqueado se apunta en sus gimnasios y cubes, por ejemplo en el Judo Club Coruña. A continuación os dejamos la noticia obtenida recientemente en Internet.


La ola de robos llena de alumnos las clases de defensa personal

La ola de asaltos de los últimos meses ha sembrado la alarma entre no pocos coruñeses, y ya tiene su reflejo en los gimnasios: la demanda para las clases de defensa personal ha crecido cerca de un 40% en los últimos tres meses, según estimaciones de centros consultados por 20 MINUTOS.

La mayoría de los cursos incluyen tres sesiones de una hora por semana y casi todos cuestan de 30 a 50 euros mensuales. Son muchos centros los que aplican descuentos en función de la edad (niños y mayores) o que ofrecen bonos para poder utilizar en días alternos.

Mayores de 60 años

Las mujeres de mediana edad son el colectivo con más presencia en estas clases, aunque hay espacio hasta para mayores de 60 años, como en el caso del Judo Club Coruña.

Los responsables de los cursos dejan muy claro desde la primera lección los objetivos para evitar falsas esperanzas: «Lo elemental es aprender a no ponerse nervioso ante una agresión; mucho más que ir al ataque, el objetivo es que no te pinchen», explica José Luis, profesor de artes marciales, que imparte estos cursos a particulares y policías en el gimnasio Body World, situado en la calle Pérez Cepeda.

Y, dicen los monitores, los alumnos interiorizan rápidamente la técnica. En dos semanas empiezan a ver cómo llegan los primeros resultados, aunque no conviene desesperarse si no es así. «El que viene a estas clases está muy interesado en ellas, y eso juega a su favor para aprender rápido. Pero eso no significa que ya sean expertos a los dos días, tienen que darse su tiempo porque no hay nada peor que creerse un Rambo», explican.

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