LAS PROVINCIAS
Se levanta a las 7.30. Si está despierta, le da el biberón a su hija de diez meses. A las 9 horas llega a su oficina y no la abandona hasta cerca de las 15 horas, a no ser que la reclamen para algún acto. La tarde, dependiendo de si sus obligaciones laborales se lo permiten, la aprovecha para estar con su hija y, si puede, se acerca al gimnasio a las 20.30 horas para hacer algo de ejercicio hasta las 22.
Se levanta a las 7.30. Si está despierta, le da el biberón a su hija de diez meses. A las 9 horas llega a su oficina y no la abandona hasta cerca de las 15 horas, a no ser que la reclamen para algún acto. La tarde, dependiendo de si sus obligaciones laborales se lo permiten, la aprovecha para estar con su hija y, si puede, se acerca al gimnasio a las 20.30 horas para hacer algo de ejercicio hasta las 22.
Contado así, podría ser la rutina diaria de muchas mujeres madres y trabajadoras. Pero resulta algo más sorprendente cuando la protagonista tiene 38 años, es concejala de Deportes en el ayuntamiento de Alicante y deportista de élite retirada que sueña, después de dos años sin competir, con reverdecer viejos laureles y volver a subirse a un podio, a poder ser, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Ése es el caso de Isabel Fernández Gutiérrez, la mejor deportista alicantina de todos los tiempos y uno de los grandes referentes del yudo nacional e internacional. Ella sigue negando que haya tomado la decisión de regresar a la competición oficial de forma firme. El que la conoce, sin embargo, sabe que su vida es el yudo y que si existe la más mínima posibilidad de volver a pelear por medallas, lo hará.
Miami y Birmingham ya han sido escenario en las últimas semanas de lo que puede ser el ensayo general de la vuelta de Isabel Fernández a los tatamis. Rotterdam será el próximo torneo en el que la alicantina se probará. Si la cosa le sale bien, seguirá adelante para intentar convertirse en una de las pocas deportistas capaz de participar en cinco Juegos Olímpicos y, además, con la posibilidad de pelear por las medallas. Si no, no lo hará. «Quiero probar. Ahora viajaré a un Gran Premio (Rotterdam), que es más fuerte y me permitirá ver realmente cómo estoy. Y si puedo, iré a Londres y con opciones», afirmó.
Sin embargo, Fernández tiene muy claro que su vida hoy es muy diferente a la que tenía años atrás y que su hija Sara y su cargo de concejala de Deportes del Ayuntamiento de Alicante son prioritarios. Sólo si puede compaginarlo todo volverá realmente a competir.
«Tengo la suerte de poder dejar a mi hija con mi suegra, mi madre o mi hermana», afirma la yudoca, como cualquier otra madre trabajadora. No en vano, se pasa las mañanas en su oficina del Patronato de Deportes o participando en actos y reuniones con las que intentar mejorar el deporte alicantino. Hasta el día antes de dar a luz estuvo trabajando. Un día más tarde de que Sara naciera ya estaba firmando papeles. Y sólo un mes después, se reincorporaba a su trabajo.
Practica judo, pero no entrena como lo hacía antes. «El día que puedo, acudo a la clase como cuando competía, pero, por ejemplo, ni el lunes ni el martes pude entrenar porque tuve que acudir a actos propios de mi cargo, que sé que es lo primero y no lo pienso descuidar», aseguró. «Simplemente, del mismo modo que otras personas sacan tiempo para jugar al pádel o para correr, yo practico yudo», explicó.
Para competir ha tenido que cuadrar primero su agenda. Cuando compito o entreno lo hago quitando tiempo a mi familia», insistió Isabel Fernández, quien reconoce sentirse especialmente bien físicamente después de tener a Sara. La campeona no tiene límites; está lista para ir a Londres a los 40.
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