Begoña Paso redac@lavoz.es
Se clausuró en Ribadumia la tercera edición de la escuela municipal de yudo. Una de las varias iniciativas de la Concellería de Deportes local para mantener cultivado el cuerpo de los chavales del pueblo. Porque para participar en esta escuela había que tener entre 4 y 12 años. Y dirán ustedes, ¿cómo es que desde el Concello les enseñan a dar mamporros a los niños? Pues deben saber que esto del yudo es un arte marcial de defensa, que no de ataque. Y, al menos a mí, siempre me dijeron que una tiene que saber defenderse en la vida. Y cuanto antes se aprenda, y sin sobresaltos, mejor.
Ya quisiera yo haber podido aprender de un buen monitor federado cómo tumbar a un tipo que me dobla en peso. Y eso lo saben hacer el medio centenar de chavales de la escuela de Ribadumia, que ayer mostraron a sus papis y padres de lo que son capaces en una exhibición a la que asistió la alcaldesa. Salomé Peña cerró el acto con la entrega de diplomas y sus nuevos cinturones a los alumnos.
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